Una herramienta de miles de años
Quizás si te hablo de radiestesia y péndulos no sabes muy bien de qué te hablo, pero si te menciono la palabra “zahorí”: “aquel del pueblo que nos ayudaba a buscar el agua pa’ los pozoh” ya te encaja más… Esos hombres que iban con varas en forma de “Y” y buscaban bajo tierra múltiples elementos, usaban sencillamente esta técnica.
El nombre de Radiestesia no se implementó hasta 1930, que significa “capacidad de sentir”. En la primera y segunda guerra mundial se usaba para rastrear submarinos y evitar minas bajo tierra. Pero esta técnica viene de más atrás…
Una de las primeras cosas a tener en cuenta en el uso de la radiestesia con péndulos es que debemos abrirnos a sentir y percibir al elemento que tenemos en nuestras manos y todo lo que nos rodea. En caso de miedo o inseguridad, es seguro que siempre estaremos “interferidos” o “contaminados” a la hora de testear. Dicho esto, continuo: Desde la antigüedad los péndulos, varillas y otros instrumentos se usaron. ¡Y os hablo de civilizaciones muy antiguas! Egipto, Lemuria, China, Grecia, Atlántida, la Santa Iglesia, los jesuítas… Basándonos en la premisa que somos seres sensibles, usamos el péndulo como indicador, sanador y buscador. Y todas las culturas eran conscientes de este punto en común.
Hay muchos tipos de péndulos y de hecho están clasificados según material y función. Normalmente, debemos experimentar con varios ejemplares de diferentes materiales y sentirnos cómodos con el que más nos encaje o nos llame la atención. Disponemos de péndulos hechos con metal, madera o cuarzo normalmente. También se destacan por sus formas y la definición de sus puntas, en esta fotografía te enseño uno de mis péndulos favoritos con los que trabajo muy habitualmente.
Es sumamente importante que los péndulos se vayan limpiando, que se conserven separadamente y que estén protegidos. Para ello, podemos limpiarlos con palo santo, incienso natural, salvia blanca… y ponerlos cada uno en unas bolsitas de tela guardados dentro de una cajita, por ejemplo. Dependiendo del material podremos usar luz solar, agua con sal… etc. Hay que usar el sentido común, por ejemplo, no usar agua en péndulos de madera que pueden echarse a perder o usar la luz solar en un péndulo de amatista, que es un mineral lunar y se amarillanta.
Hay muchos tipos de péndulo, el Mimosa, el Neutro, el Luci, Triangular, la Bola, la Espiral, el Atlante, el hebreo… pero todos y cada uno de ellos comparten que son ayudante de radiestesia como el biotensor o las varillas. No importa la forma, quédate con la que más te guste en función del momento y el uso. Por ejemplo, si estoy testeando un terreno al aire libre, usaré un péndulo muy pesado, que no pueda moverlo el aire. O si quiero hacer una sanación, usaré un péndulo con baterías, que era el típico que usaban los antiguos egipcios.
Para empezar a gestionar un péndulo lo importante como es decía es: 1º estar abiertos a sentir y 2º empezar a crear un diálogo con él. Programando para que te indique cual es el “Sí” y cuál es el “No”. Esto nos ayudará a definir claramente nuestras respuestas a la hora de hacer un uso con él. Y créeme, la primera vez que lo haces, suele ser rápido y especialmente sorprendente.
Es muy habitual que quien no ha practicado con él te comente “¿lo estás moviendo tú?”. Hay varios estudios realizados donde nos cuestionamos si influye la actividad de las ondas del pulso capilar, por muy quietos que estemos, la respiración o la propia excitación emocional. Pues sí, existen micromovimientos musculares de los dedos, pero estos estudios meticulosos abren la cuestión a… ¿A qué se conecta estos micromovimientos involuntarios? Al Subconsciente y al inconsciente. Desde ahí el radiestesista trabaja. Sabemos que a nivel Físico, somos electromagnéticos y emitimos radiaciones, a nivel Psíquico, somos receptores y emisores, de ahí pueden sacarse muchas conclusiones. Por eso la percepción neuromotora ha de estar en un estado de equilibrio al usar el péndulo y realmente desde ahí se pueden abrir infinitas posibilidades para su programación, uso y mejora de la salud. Si no, obviamente, el péndulo solo se convertiría en un juguete…
Yo lo uso para detectar anomalías en espacios o en objetos, estudiar los chakras del animal o la persona que tenemos enfrente, buscar animales perdidos u objetos y definir a través de tablas las terapias más adecuadas, las flores de bach más indicadas, las esencias más afines… etc. Siempre se ha de usar el péndulo con respeto y sin obsesionarse, se ha de ser paciente y no tener expectativas, tener bien posicionados los meridianos del cuerpo, pero sobre todo, sobre todo, no implicarte en absoluto con el resultado. Si no, hay interferencia. Mientras menos sepas de la situación, mejor. Para que tu consciente no intervenga en la respuesta final.
Y con todo esto que os he contado… ¿Os cuento un secreto? A veces no es necesario comprar péndulos, cualquier cosa que cuelgue sirve, pero siempre y cuando sea 100% simétrico para que las oscilaciones sean correctas y nítidas y por supuesto, nada de usar alguna cosa con valor sentimental como el collar de la abuela o el anillo de bodas. Afectividad emocional 0, please.
¿Te ha gustado este artículo? ¿Quieres que hable más sobre este maravilloso mundo? Si quieres introducirte más en los tipos de péndulos puedes comentarlo y subiré un video!
Si eres de los que han hecho conmigo sesiones de radiestesia o terapias naturales, puedes dejar un comentario y decirme cómo te has sentido y si has mejorado… 😉 PD: en mi publicación de Instagram tienes un pequeño testimonio.