Animales para Terapia
En este artículo quisiera hablar sobre la Terapia asistida con animales. Es un espacio donde debatir y abrir la mente a la posibilidad de esta técnica vista no solo como una herramienta de mejora de calidad de vida a las personas, si no también a un proceso de calidad de vida para los animales que trabajan en ellas. Actualmente los animales típicos en estas terapias son los perros, caballos y delfines. Aunque se encuentran más especies de lo más variopintas. He podido ver sesiones con gatos, gallinas, burros y patos.
Hablando de los 3 protagonistas, empezaremos con los delfines: En cuanto a los delfines, puedo explicaros que son animales nómadas y su naturaleza es transitar por los mares. Bajo ningún concepto se mantienen de forma voluntaria en piscinas, parques o estanques solo para “cuidar y sanar a los humanos”. Aunque los entrenen para trabajar con personas y hacen terapias muy constructivas, estos animales interactúan con los humanos solo de forma puntual en alta mar porque son curiosos por naturaleza. Conocen la existencia del humano, se cercan a él pero no dejarían su libertad por hacer un grupo terapéutico en pos de los humanos. Lo que ocurre es que manadas de delfines y otros cetáceos son capturados en libertad, separan a sus miembros de la familia, y los entrenan, algunos como terapia, otros para espectáculos y finalmente los que quedan para comercializar con su carne (directamente son asesinados). De esto ya te hablé en el video de Taiji que podrás ver a continuación con Olga Porqueras a la que le hice una entrevista sobre este tema. En realidad es todo un comercio y un negocio muy lucrativo.
En el caso de los perros y caballos, ya se tratan de animales terrestres que han convivido y evolucionado con el humano más cercanamente durante miles de años (por gracia o desgracia, no quiero imaginar todo lo que nos han tenido que aguantar). La vinculación interespecie parece más cercana, aunque siempre hay excepciones que confirman la regla. Los caballos son animales que en su naturaleza pastarían y también migrarían por las tierras, salvaje y libremente. Se acercarían al humano de la misma manera pero siempre mantendrían su estilo de vida. ¿Sería diferente con los perros? Me temo que no. El asunto aquí es que a día de hoy estas especies están muy ligadas al humano, especialmente el perro y hay una memoria de subyugación importante entre especies.
Dentro del contexto moderno actual estos animales también se emplean como terapia para las personas. Como el ser humano se ha desequilibrado, raptamos un trocito de naturaleza a través de un perro, un caballo o una pradera con árboles para acercar ese trozo de naturaleza al humano. El objetivo siempre es encontrar el equilibrio perdido. En cuanto al caballo, es ampliamente conocida su alta conexión con las personas, con la manada y con la gestión emocional que sobrellevan gracias a su memoria y sensibilidad. Hay una evolución como especie que el ser humano generalmente aún no ha alcanzado a experimentar. No solo hablamos de inteligencia emocional, si no de sabiduría, conocimiento e instinto evolutivo. Los caballos llegan a tocar el alma y sanar a las personas en un nivel muy profundo, eso está más que demostrado. Hay muchos estudios relacionados con esto, te animo a buscar información.
Cuando vemos a esos caballos o perros trabajando con personas o niños, debemos siempre cerciorarnos en qué estado se encuentra el animal, si es libre de elegir trabajar con esas personas, si desea hacer esa sesión, o si por lo contrario, están “obligados” por la hípica o su responsable a trabajar en ese tipo de sesiones ( se aplica a excursiones, clases, etc ). Digo esto porque como técnica en terapia asistida animal, lo 1º que aprendí fue que nunca se ha de forzar al animal según nuestros intereses. Debemos ver al animal de terapia o asistencia como un compañero de equipo y no como una herramienta para ayudar al paciente humano. Y en el resto de situaciones, debemos estar seguros que aquellos servicios que contratamos donde haya involucrado un caballo o perro, sepamos con garantía que se encuentran en perfectas condiciones y con la libertad que merecen para decidir dentro de su contexto.
No podemos controlar que ese animal haya nacido en este contexto social y temporal en el que los humanos dominamos el mundo y ellos seguramente tengan las opciones más limitadas. Por ejemplo, un caballo de forma general, o ara la tierra, o compite, o hace terapia o se va al matadero. Es horrible. Lo ideal es que todos pudieran ser libres o estuvieran en refugios animales. (Es una realidad que podemos cambiar, de la noche a la mañana si estuviera en la palma de mi mano), pero es así a día de hoy y poco a poco, educando a la gente y abriendo conciencia animal, todo esto quedará en el pasado y los animales volverán a ser libres, no me cabe ninguna duda. Por ahora, cualquier animal que trabaje con personas y más para hacer un servicio de tratamiento terapéutico o psicológico, debería tener a su disposición un comunicador animal y un veterinario que confirmaran el bienestar completo del animal y la voluntad del animal de querer participar en esas sesiones de terapia con humanos. Eligiendo de esta manera en qué situaciones se siente cómodo para interactuar y cuáles prefiere no involucrarse. Así como entender si se encuentra cansado o si necesita gestionar y procesar los elementos que surgen de sesiones de terapia tan moviditas como son los tratamientos con personas.
Esta es mi opinión como técnica en terapia asistida animal y como comunicadora animal. Obviamente esto está sujeto a muchas otras cuestiones pero mi objetivo siempre será darle la importancia que se merecen a esos animales y que se tenga en cuenta sus deseos y necesidades dentro de las posibilidades y el contexto que tienen a día de hoy para vivir con calidad de vida. El animal no es un instrumento de trabajo, es un compañero de equipo. Y mientras antes los veamos como nuestros hermanos, menos los instrumentalizaremos.
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